MARITZA BARRETO

lunes, mayo 26, 2014

CRÍTICA AL PSICOANÁLISIS RELACIONAL

por Maritza Barreto

INTRODUCCIÓN
Inspirado en los conceptos del cognitivismo, psicología evolutiva, neuropsicología y psicoanálisis kleiniano; el PSICOANÁLISIS RELACIONAL surge en Estados Unidos de Norteamérica alrededor de los años 80 con Mitchel, Aron, Jessica Benjamin, Renik, Stern, Stolorow y Bromberg junto a los británicos Ogden, Bollas y Casement. Sus raíces se encuentran en conceptos desarrollados por Melanie Klein, (con la teoría de las relaciones objetales R.O.) y sus seguidores Balint, Fairbairn, Winnicott y también en el psicoanálisis culturalista de Sullivan, Fromm y Horney.
En el discurso del PSICOANÁLISIS RELACIONAL se halla la influencia del constructivismo en psicología evolutiva, que describe la evolución de la inteligencia humana: en Suiza Piaget, en Rusia Vygotski. También hay influencia de las ciencias sociológicas (Bateson), de la filosofía: Nietzche, Ortega (Perspectivismo) Mead, James (Pragmatismo), Heidegger, Foucault (Postmodernismo) y los conceptos sobre acción comunicativa de Jürgen Habermas.
El PSICOANÁLISIS RELACIONAL critica la teoría que explica que el proceso de enfermar sucede en los fenómenos intrapsíquicos como un suceso interno y solipsista; postulando que el paciente no enferma solo, sino en su relación con el otro, en un contexto familiar y/o social. Pero esto ya está dicho en psicoanálisis clásico:
Ø  Freud y sus trabajos sobre la seducción
Ø  Ferenczi y la importancia de la empatía (destacada, más tarde, también por Kohut)
Ø  Winnicott y su inclusión de la madre
Ø  Especialmente los conceptos de Melanie Klein “pecho bueno-pecho malo”, “envidia”, y otros relacionados con su teoría de las R.O. (relaciones objetales)
Ø  Transferencia y contratransferencia
Ø  Resistencia
Ø  Enactment, actin-in, actin-out.
Ø  Otredad
Ø  Repetir para no recordar


DESARROLLO

En PSICOANÁLISIS RELACIONAL se introducen el concepto de co-construcción dentro de la situación de análisis, de la contratransferencia, transferencia, resistencia en situación de análisis y cómo  se involucra también la propia historia del analista.
Otros conceptos aportados por el PSICOANÁLISIS RELACIONAL: Enactment, terceridad, inconciente procedimental, conocimiento relacional implícito, cesión y autodesvalimiento. Recordar para no repetir
A veces se utiliza la palabra mente por alma o psique; la palabra cliente por paciente.
BROMBERG
“El trauma del desarrollo es un fenómeno relacional básico en la configuración de la personalidad humana. Contribuye al potencial de cada ser humano para la desregulación afectiva, que es siempre una cuestión de grado, incluso en aquellos para los que el apego seguro ha dado lugar a una relativa estabilidad y resiliencia. Todos somos vulnerables a las experiencias de tener que hacer frente a algo que es más de lo que nuestras mentes pueden manejar, y las diferencias entre las personas sobre hasta qué punto es soportable, son parte de lo que siempre hemos trabajado como psicoanalistas.
La evidencia clínica y neurobiológica sugiere que la evolución de la personalidad resistente en el tratamiento analítico, está interrelacionado con la capacidad que tiene la relación paciente-analista, de disminuir la vulnerabilidad del paciente a la hiperactivación afectiva, independientemente de cuán pequeño sea el ámbito de la vulnerabilidad. Este uso de la relación paciente-analista tiene lugar a través del procesamiento conjunto, no lineal, de un canal de comunicación puesto en la acción (disociado), en el cual, el temor (angst) del paciente a la desregulación afectiva (el tsunami) (angst señal), es "reducido" por la más amplia capacidad para distinguir la probabilidad de aparición de forma segura, de un shock mental que pudiese ser afectivamente abrumador, del resto de experiencias excitantes y tensas, que están siempre interrelacionadas con el riesgo de la espontaneidad - experiencias que yo llamo "sorpresas seguras". El temor del paciente a la desregulación, al ser revivido en el aquí y ahora a través de enactments, se hace cada vez más contenible como un evento cognitivo, permitiendo por tanto, a la mente/cerebro[1] renunciar a su confianza automática en la disociación como una "detector de humo " afectivo[2]. (angst señal)

Creo que el proceso transformativo de disminución del tsunami es fundamental a la profundidad del propio proceso de crecimiento analítico, y que deriva su poder de la coexistencia en la relación analítica de dos cualidades esenciales, la seguridad y la riesgo. A través de la creación de un espacio diádico que incluye las subjetividades de ambos, paciente y analista, pero no es propiedad exclusiva de ninguno de ellos, la relación paciente/analista se convierte en un entorno terapéutico por ser "seguro, pero no demasiado seguro". En tanto en cuanto el compromiso del analista implique un esfuerzo para comunicar su simultánea preocupación por la seguridad afectiva de su paciente, mientras hace el "trabajo", la coexistencia de la seguridad y el riesgo se convierten en el elemento esencial de la acción terapéutica que hace que la reexperimentación sea parte de un proceso de crecimiento psicoanalítico en lugar de una ciega repetición del pasado.”[3]

Me voy a referir a un filósofo y sociólogo alemán, Jürgen Habermas, exponente de la Teoría Crítica, perteneciente a la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, aporta entre otras construcciones teóricas la democracia deliberativa y la acción comunicativa.
Habermas nos dice “…el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que entablan una relación interpersonal”.
En 1968 publica “Conocimiento e Interés”: “El lenguaje no es un instrumento.el lenguaje nos constituye” (como la sangre).”El lenguaje tiene como telos, como finalidad, el entendimiento con el otro”.



-BACHES EN LA VÍA REGIA ¿O ES UN ABISMO?

Iatrogenia

Bromberg considera que la vía regia hacia lo inconciente no son los sueños, como pensaba Freud. Sino que el camino hacia lo inconciente es creado en coautoría por el paciente y el analista. Y serían los enactment (acting in, acting out) que cometen los pacientes, a los que Reik llamó sorpresas y son los que favorecen la mayor oportunidad terapéutica, verdaderas fuentes de donde brota lo inconciente.
La experiencia de sorpresa es un evento inherentemente diádico y no sólo intrapsíquico en el paciente.
Aquí podemos comparar lo que Habermas dice al respecto: el pensamiento que marca la Modernidad es el modelo que descubre Descarte: “pienso, luego existo”  se trata de una “conciencia en solitario” una “conciencia solipsista” y a partir de ese modelo se construye el pensamiento que marcó toda la Modernidad, las ciencias duras, las ciencias positivistas. La producción del conocimiento de una conciencia en solitario: pienso, luego existo.
Para el modelo de la Hermenéutica Psicoanalítica, el descubrimiento del conocimiento NO se da en solitario, sino en una construcción dialógica. El conocimiento se construye en un diálogo donde hay dos personas: analista y analizando, intérprete e interpretado, pero donde el interpretado también se vuelve intérprete. En diálogo van construyendo una verdad con la técnica de la mayéutica.
Es un punto epistemológico que Habermas ha descubierto como un punto nodal. Un nuevo paradigma: la verdad se construye dialógicamente.
Volviendo a Bromberg dice que espontaneidad y sorpresa habilitan crisis en la terapia. Lo que B. llama espontaneidad, es lo que se entiende por impulsividad. (pasaje al acto)
La impulsividad, la falta de control en los impulsos es lo que lleva al individuo a cometer enactment (actin in – acting out). La impulsividad es un rasgo característico de la estructura de personalidad border.
El acto reemplaza a la palabra y al pensamiento simbólico. El impulsivo va del afecto al acto sin que medie el pensamiento simbólico, la reflexión o la palabra.
Justamente la técnica psicoanalítica promueve poner en palabras los afectos. Es lo que puede llevar a la cura o al menos lograr un cambio en la estructura de personalidad del paciente
Las viñetas que trae en este artículo el autor, pertenecen probablemente a pacientes de estructura border, viñetas en las que él se apoya justamente (en los acting que cometen estos pacientes), para postular su teoría: la vía regia hacia lo incc son los enactment.
Luego dice. “El camino hacia lo inconciente del paciente es creado con la participación del propio analista en su construcción”. (Es lo que llamamos la comunicación de inconciente a inconciente.)
Repetir para no recordar: el paciente repite en actos, porque no recuerda el trauma temprano y seguirá repitiendo hasta que no lo haga conciente. Un analista bien preparado es un buen hermeneuta. Sabrá interpretar los acting del paciente, ayudar a hacer conciente lo que está en lo inconciente, prestará la palabra a través de la interpretación y el señalamiento, para que el afecto pase al status de lo simbólico, para que el paciente transforme lo sígnico en  simbólico. El analista no debe ni puede dejarse arrastrar de bache en bache como lo plantea el autor.
B. plantea que mientras el analista permanezca distraído y no haga una buena interpretación de los enactment que comete el paciente, éste seguirá repitiendo y se llenará de ira, porque experimentará la omisión del analista, como un abandono.
Bromberg presenta una viñeta en la que una paciente bulímica llega al punto de hacer ella las interpretaciones que no logró hacer el analista. “la vergüenza (pena, tristeza) disociada de la paciente, causada por el aspecto no abordado, que permanece no reconocido por el analista, constituye una amenaza de retraumatización” yo a esto lo llamo iatrogenia.

“La via regia, los enactment no sólo provienen del paciente sino también del analista, dice Bromberg. La pregunta es dónde queda el análisis personal del analista”.


Crítica:
En este artículo, el autor sólo presenta pacientes que tienen una estructura de personalidad border. (Pág. 13) (Pág. 15)
Mala praxis en el análisis. (iatrogenia) (pág.7) (pág 17 de “…síntomas con paciencia”)
Falta de análisis en el analista. (es arrastrado por los afectos del paciente) se fusiona con el paciente y no mantiene la distancia óptima y necesaria para operar como terapeuta. En ocasiones se pregunta acerca de  la autorrevelación del analista: “¿Puede resultar intrusiva a veces?
“nuestro capullo disociativo” (del analista y del paciente) !!! (Pág. 19).
“le di las gracias a Alec” !!! (Pág. 19).


TRATAR A LOS PACIENTES CON SÍNTOMAS Y LOS SÍNTOMAS CON PACIENCIA

En este artículo el autor hace una diferencia entre pacientes buenos y lo que llama pacientes difíciles. El paciente difícil sería aquel, cuya estructura “mental”, ha sido afectada por un trauma temprano tan profundo, que ha lesionado su capacidad de confiar y cuyo mecanismo defensivo principal es la disociación. La lesión ha horadado la confianza básica, para decirlo en términos winnicottianos.
En la práctica terapéutica se produce un dar y un recibir, que en el caso de los pacientes difíciles es experimentado como mínimo y en ocasiones, ausente. Por parte del terapeuta, en términos de contratransferencia, el profesional siente que su labor es saboteada, porque le privan de la esperanza de sostener una relación  “que crecerá en profundidad y seguridad”.  
Dice que en casos donde la disociación llega a ser un splitting, el terapeuta debe descubrir todas esas partes y formar relaciones (vínculo) con cada una de ellas.
En la práctica psicoanalítica clásica, la tendencia es hacer que el paciente enfrente cada una de esas partes, hacerle reconocer esas disociaciones y promover la integración de su personalidad, mediante la confrontación de esas partes disociadas..
Avanzando en el artículo, el autor dice sorprenderse con el hecho de que Freud haya podido diferenciar lo suyo y lo de su paciente Emmy von N. y por la paciencia que le tuvo. (paciente con la que no logró una cura permanente, ya que recaía de manera similar cuando era impactada por nuevos traumas). Los síntomas histéricos de la paciente son partes disociadas de ella. Los síntomas, según el autor, no son tales, sino estados del self funcionales, (lo que llamaríamos síntomas egosintónicos), adaptativos para poder seguir viviendo. (Pág. 2)
a estos pacientes no los tratamos para sanarlos de algo que hicieron en el pasado, sino que esperamos curarlos de lo que todavía se hacen a sí mismos y a los demás” (Pág. 3).
El éxito del tratamiento depende de la capacidad del terapeuta y su disposición a tratar los síntomas con paciencia”.

Al respecto, Habermas dice que el síntoma es la expresión de un autoengaño comunicativo, el paciente en estos casos tienen alterada la comunicación consigo mismo. El síntoma es también –dice- el camino comunicativo para llegar al descubrimiento de sí mismo.
El síntoma revela y esconde los autoengaños.
Los síntomas suponen una fijación de representaciones y de modos de comportamiento en un modelo compulsivo, pero además limitan el margen de flexibilidad del discurso y de la actividad comunicativa. El discurso del paciente se vuelve estereotipado y rígido.
Volviendo a Bromberg, el autor expone aquí, viñetas de pacientes con síntomas asociados al trastorno de alimentación.
Los trastornos de alimentación están relacionados con la incapacidad de la paciente de diferenciar el deseo de la necesidad. Logro que en las personalidades más evolucionadas se consigue tempranamente. Habría, en estos pacientes, una ecuación simbólica en la que queda en igualdad el deseo y la necesidad de alimentación (apetito).
Dice Bromberg: “el apetito pone de manifiesto el primer encuentro con lo real. La calidad de la experiencia de apetito tendrá ahora un rol en el que, el sentimiento de pérdida sea modulado por una experiencia compensatoria de consuelo
(Quiero señalar que antes de la necesidad de alimentarse, está la necesidad de respirar. Es muy probable que ciertas patologías del orden respiratorio tengan su raíz en estos primeros momentos vitales).
La comida vendría a ser un espacio transicional.
La paciente anoréxica renuncia al deseo. “El anhelo se transforma en abstinencia” Recordamos que generalmente en la anorexia se da también la amenorrea y la sexualidad infantilizada.
En el trastorno de alimentación está presente la disociación, “defensa que les sirve para regular el relacionamiento con los demás, para sobrevivir en el presente; mientras se mantienen aisladas las necesidades más intimas de relacionamiento” (pág. 13)
En la bulimia, darse un atracón y luego una purga se lleva a cabo en estado disociado del yo.
Estos enactment que constituyen la bulimia y la anorexia, son actos autodestructivos.
Al respecto el autor cita a Erick Erikson, quien aporta a este tema diciendo que “en la bulimia hay una moratoria autoimpuesta en lo social, en lo erótico y en lo nutricional, para matar las malezas asquerosas de su interior y crear un jardín interior. Solo que, a veces,  al matar las malezas muere también el jardín”.
Introduce en la terapia, los procesos disociativos del propio analista ante el fracaso  de curar a su paciente bulímica: “el analista empieza a sentirse victimizado por su propio deseo (deseo de curar a la paciente) y luego  siente que  la patología de la paciente es su adversario”.
Boris aporta: en el síntoma de trastorno de alimentación, la paciente no quiere desear. “Y como no quiere desear, su solución es  estimular el deseo en el otro y ser objeto de los deseos del otro
Aparece así la envidia (afecto muy precario y primitivo) de la paciente hacia el analista, por experimentar su dependencia en este vínculo amor odio.
Trabajar la autonomía del paciente: “la desvinculación de parte del self al enfrentar un trauma potencial de modo que non omnis moriar” (no morir totalmente) (Stechler).

Maritza Barreto
Viña del Mar, Abril 2013





[1] Concepto cognitivista
[2] Conductismo
[3] Este concepto es freudiano y aparece en “Repetir para no recordar”